Se trata de una representación de las últimas horas de Jesús y de su viaje al Calvario, tal como se dice en las oraciones y reflexiones del Vía Crucis. Esta tradición se centra en el sufrimiento de Cristo. Nos brinda la oportunidad de llevar nuestros propios sufrimientos a los pies de la cruz y cosechar recompensas espirituales al celebrar su resurrección en Pascua.